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Cómo conservar las trufas mágicas

 

Para mantener nuestras trufas mágicas frescas y potentes, la mejor opción es guardarlas en un recipiente hermético. De este modo, evitamos que la humedad y el aire las estropeen. Si las conservamos en la nevera, entre 2 y 4 ºC, suelen mantenerse en buenas condiciones durante varias semanas.

Si queremos alargar el tiempo de conservación aún más, podemos optar por sellarlas al vacío y congelarlas. Así, nos aseguramos de que la luz, el calor y la manipulación excesiva no afecten a su calidad.

Siguiendo estos sencillos pasos, protegemos sus propiedades y nos aseguramos de disfrutar de una experiencia placentera cada vez que las usemos.

Cómo conservar las trufas mágicas frescas

Conservar bien nuestras trufas mágicas frescas es clave si queremos mantener toda su potencia, frescura y sabor. Siguiendo unos pasos sencillos, podemos asegurarnos de que estén en condiciones óptimas para consumirlas tanto en el momento como más adelante. A continuación, repasamos los aspectos fundamentales para lograrlo.

Preparación inicial

Antes de almacenar las trufas, debemos revisar si tienen restos de tierra o humedad. Evitemos lavarlas, ya que el agua solo acelera su deterioro. Si vemos suciedad, la retiramos cuidadosamente con un paño seco.

Es fundamental que las trufas estén bien secas, ya que la humedad favorece la aparición de moho. Si han sido recolectadas recientemente y no se han lavado, pueden conservarse hasta unos 10 días (siempre sobre papel absorbente), aunque lo ideal es consumirlas en los primeros 4 o 5 días para aprovechar toda su potencia.

Elección del recipiente

La elección del recipiente es importante. Lo mejor es guardarlas en un recipiente hermético o en una bolsa de vacío, que limita el contacto con el aire y evita que se sequen rápidamente.

Podemos envolver cada trufa por separado en papel absorbente o en papel vegetal; así eliminamos el exceso de humedad y las mantenemos secas. Conviene cambiar este papel a diario para que no se humedezca y pierda eficacia.

Si pensamos congelarlas, lo ideal es hacerlo sin lavar, bien selladas al vacío o envueltas en papel vegetal para evitar quemaduras por frío. Así pueden conservarse hasta seis meses sin perder sus propiedades.

Refrigeración

Para el consumo en el corto plazo, la nevera es nuestra aliada. Guardemos las trufas en la parte más fría del frigorífico, donde la temperatura oscila entre 1 y 2 °C.

Un sobre de papel es suficiente si nuestro frigorífico dispone de un cajón de baja humedad. Eso sí, tengamos en cuenta que las trufas frescas se deshidratan y pierden alrededor de un 5 % de peso en agua al día, por lo que la nevera no es una solución a largo plazo.

Revisémoslas con frecuencia para asegurarnos de que no se están echando a perder ni resecando en exceso.

Control de la ventilación

Aunque almacenar al vacío es esencial para prolongar la vida de las trufas, también es importante controlar el flujo de aire. Demasiado aire las seca rápidamente, pero si no hay circulación, se puede acumular humedad.

La clave está en encontrar el equilibrio, usando recipientes muy poco ventilados o envolviendo las trufas en papel vegetal para dejar pasar un mínimo de aire sin que se deshidraten.

Si las trufas están congeladas, podemos rallarlas directamente sobre nuestros platos aún congeladas, evitando que se ablanden en el proceso.

El entorno de almacenamiento ideal

Saber conservar las trufas mágicas correctamente es la clave para mantener su calidad, potencia y duración. Estos productos, igual que otros que contienen psilocibina, son sensibles y pueden alterarse fácilmente si no tenemos en cuenta la temperatura, la humedad, la luz y el contacto con el aire. Si entendemos el efecto de cada uno de estos factores en nuestras trufas, lograremos que se mantengan potentes y seguras para nuestro consumo.

Temperatura

La temperatura es determinante para conservar la frescura de las trufas mágicas. Lo óptimo para las trufas frescas es mantenerlas entre 1 °C y 2 °C, es decir, la parte más fría del frigorífico. Así evitamos la proliferación de bacterias y retrasamos su degradación. Muy importante: no las metamos en el congelador, ya que el frío extremo puede dañar su estructura y perjudicar su potencia.

En el caso de las trufas secas, podemos guardarlas a una temperatura constante inferior a 21 °C. Si queremos conservarlas aún más tiempo, podemos congelarlas, siempre utilizando recipientes herméticos para evitar las quemaduras por frío. Así, se mantienen en perfectas condiciones durante muchos meses.

Humedad

La humedad es uno de los factores más dañinos para las trufas mágicas, ya que el exceso puede provocar moho y echarlas a perder. Por eso, para las trufas frescas, lo mejor es envolverlas en papel absorbente o guardar en bolsas de papel, que ayudan a eliminar la humedad pero dejan circular algo de aire para que no se deterioren.

Para las trufas secas, lo ideal es un ambiente muy poco húmedo. Se recomienda guardar sobres desecantes (como gel de sílice) dentro del recipiente, ya que absorben cualquier resto de agua y ayudan a mantenerlas intactas. Es mejor no usar bolsas de plástico a no ser que estén envasadas al vacío, para evitar acumulación de humedad.

Exposición a la luz

La luz, sobre todo la solar, perjudica gravemente a las trufas mágicas porque los rayos UV descomponen la psilocibina. Por eso conviene guardar las trufas en espacios oscuros, como un armario o una despensa. Si además usamos botes opacos o de color ámbar, podemos reforzar su protección frente a la luz y conservar la potencia del producto.

Contacto con el aire

El exceso de aire oxida y degrada la potencia de las trufas. Para conservar frescas nuestras trufas, es esencial utilizar recipientes herméticos o bolsas al vacío que eviten el contacto con el aire. Y si no tenemos nevera, un lugar fresco, seco y oscuro con envase hermético será nuestra mejor opción.

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Soluciones para conservar trufas mágicas a largo plazo

Sabemos lo importante que es mantener nuestras trufas mágicas en buen estado, sobre todo si vamos a microdosificar o queremos guardar parte del lote para otro momento. Como ocurre con otros productos derivados de la psilocibina, una mala conservación puede hacer que pierdan potencia o se estropeen. A continuación, veamos dos métodos eficaces para conservarlas durante largos periodos: el secado y la congelación.

Secado de trufas

El secado es, sin duda, una de las formas más simples y fiables de prolongar la vida útil de las trufas mágicas. Al eliminar la humedad, evitamos el desarrollo de moho y ralentizamos el proceso natural de degradación de la psilocibina. Lo ideal es usar un deshidratador de alimentos a baja temperatura (menos de 40 ºC).

Si no tenemos uno, también podemos dejar las trufas en una zona ventilada, acompañadas de sobres de sílice para absorber la humedad. El proceso llevará más tiempo, pero funcionará: sabremos que están completamente secas cuando se deshagan fácilmente al partirlas, en vez de doblarse.

Una vez secas, las guardamos en un bote hermético para protegerlas del aire y la humedad. Los tarros de cristal con cierre de goma van especialmente bien. Añadimos un sobre de gel de sílice o un desecante, por si queda algo de humedad.

Conviene guardar el tarro en un lugar oscuro, fresco y seco, de preferencia por debajo de los 21 °C. En estas condiciones, las trufas secas pueden mantenerse intactas durante uno o dos años, e incluso más.

Para facilitar la microdosificación, podemos moler las trufas secas y hacer cápsulas. Duran igual de bien, siempre que el recipiente esté bien identificado para que no haya confusiones.

Congelación de trufas

Para conservar durante años, la congelación es una gran aliada, sobre todo si las trufas están secas. Antes de congelar, hay que asegurarse de que estén totalmente deshidratadas.

Congelar trufas frescas genera cristales de hielo que rompen su estructura y reducen la potencia. Lo más recomendable es utilizar bolsas de vacío o recipientes herméticos para evitar la entrada de aire y humedad.

Si queremos protegerlas aún más, podemos envolverlas previamente en papel de aluminio o en papel de horno antes de sellarlas. Luego simplemente las guardamos en el congelador, preferentemente donde la temperatura sea estable.

Este método también sirve para extractos de psilocibina, en formato líquido o en polvo; aguantan perfectamente uno o dos años o más si se mantienen congelados. Eso sí, evitemos descongelar y volver a congelar continuamente, ya que esto puede estropearlas definitivamente.

Errores frecuentes al almacenar trufas mágicas

Saber cómo conservar adecuadamente las trufas mágicas es fundamental para que mantengan su calidad, potencia y duración. Si las manipulamos o almacenamos mal, pueden estropearse, perder parte de su efecto o incluso suponer un riesgo para la salud. Veamos los errores más habituales y cómo evitarlos.

Usar el envase equivocado

Uno de los fallos más comunes es elegir mal el recipiente. No conviene guardar las trufas en bolsas de papel o sacos de tela, ya que favorecen la pérdida de humedad y terminan deshidratando las trufas rápidamente. Tampoco debemos usar materiales como el arroz, que absorben demasiada agua y alteran su textura.

Para una conservación a corto plazo, lo ideal es optar por recipientes herméticos de plástico o vidrio. Así evitamos la entrada de suciedad y mantenemos cierto control de la humedad sin asfixiarlas. Si el recipiente tiene tapas con pequeños orificios o es ligeramente transpirable, ayudamos a que circule el aire y se equilibre la humedad, conservando las trufas en buen estado durante más tiempo.

Sellar en exceso el recipiente

Cerrar herméticamente o envasar al vacío puede parecer buena idea, pero si pasamos más de dos días así, se crea un ambiente demasiado húmedo. Esto provoca que las trufas «suden», cojan mal olor y su textura se deteriore.

Es mejor cerrar los recipientes solo ligeramente, para permitir un poco de flujo de aire. Si optamos por el vacío, que sea solo durante unos días y siempre revisando que no haya exceso de humedad. Durante los primeros días, conviene vigilar las trufas para evitar que se humedezcan o estropeen.

Descuidar el estado de frescura

Olvidarse de revisar el estado de las trufas es uno de los errores más comunes. Aunque las guardemos bien, no duran para siempre. Si pasan más de una o dos semanas, empezarán a perder efecto y a descomponerse.

Lo más recomendable es revisar a diario si aparecen señales de moho o deterioro. Además, debemos mantenerlas en la nevera entre 2 y 5 °C. Temperaturas fuera de ese rango aceleran el proceso de descomposición o pueden congelarlas y alterar su textura.

No limpiar bien los recipientes

Otra equivocación muy extendida es guardar las trufas en recipientes sin limpiar. Cualquier resto de suciedad o humedad favorecerá el moho y hará que no sean seguras para el consumo.

Siempre tenemos que lavar los recipientes con agua caliente y jabón, y dejar que se sequen bien antes de usarlos. Además, es importante no recurrir a envases que antes hayan contenido productos olorosos, ya que las trufas absorben fácilmente estos aromas.

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Jul. 9, 2025

Conservación y nuestra experiencia

Guardar las trufas mágicas de forma adecuada no solo influye en cuánto tiempo se conservan; es fundamental para asegurar su potencia, poder calcular correctamente las dosis y disfrutar de una buena experiencia. Al comprender el papel clave que juega la conservación en estos aspectos, podemos sacar el máximo partido a nuestras trufas y consumirlas de manera segura y consciente.

¿Cómo afecta a la potencia?

Las trufas mágicas son especialmente sensibles a la temperatura y la humedad. Si no se almacenan bien, los compuestos psicoactivos como la psilocibina pueden degradarse rápidamente. Siempre conservamos las trufas frescas en frío, preferiblemente a 2-4 °C, como en el cajón de verduras del frigorífico. Así evitamos que pierdan propiedades y mantenemos su potencia.

La humedad también juega un papel crucial. Las trufas pueden perder hasta un 5% de su peso en agua al día si la conservación no es la adecuada. Para evitarlo, las envolvemos en papel de cocina, que ayuda a absorber la humedad, y abrimos los paquetes al vacío cada dos días para airearlas y sustituir el papel húmedo. Este simple gesto reduce la pérdida de agua y protege la calidad de las trufas.

Para almacenarlas a largo plazo, el congelador es una opción segura, siempre que aislemos muy bien las trufas para evitar quemaduras por frío. Así, podemos mantener sus propiedades durante unos seis meses.

Precisión en la dosificación

Como las trufas pierden agua, encogen y pesan menos con el tiempo, no podemos guiarnos solo por el peso al calcular la dosis. Por eso, revisamos cada día su aspecto y peso para asegurarnos de que siguen en condiciones óptimas. Evitamos guardarlas en arroz, ya que aunque este método absorbe humedad, reseca demasiado las trufas y puede reducir su potencia y peso.

Siguiendo estos consejos podemos garantizar que cada dosis sea lo más precisa posible, y que las trufas estén siempre listas para consumir.

Sabor y textura

Un almacenamiento deficiente puede arruinar la experiencia sensorial. Las trufas recién conservadas son algo blandas, flexibles y tienen su característico aroma terroso. A medida que pierden agua, pueden volverse secas, quebradizas o incluso estropearse.

Abrir y airear con frecuencia, y usar el método de conservación adecuado, ayuda a mantener su sabor y textura originales, asegurando una experiencia satisfactoria desde el primer momento.

Cómo identificar el deterioro de las trufas mágicas

Saber cuándo nuestras trufas mágicas han empezado a estropearse es fundamental para evitar riesgos innecesarios. Aunque un buen almacenamiento prolonga su frescura, es importante que sepamos reconocer las señales de que ya no están en condiciones óptimas.

Señales visuales

Las primeras pistas de que algo no va bien suelen ser los cambios visibles. La aparición de moho —en forma de manchas blancas, verdes o negras y con textura algodonosa— es una clara señal de alarma. Estas formaciones pueden ser tóxicas, así que, si aparecen, debemos desechar las trufas inmediatamente.

Otra señal importante es el cambio de color. Algunas marcas azuladas pueden ser normales debido a pequeñas magulladuras, pero si notamos tonos verdes, negros o colores poco habituales, es una muestra clara de oxidación o infecciones bacterianas.

También debemos fijarnos en las manchas que no se corresponden con golpes: el "manchado bacteriano" suele manifestarse en tonalidades azuladas diferentes a las que provocan las magulladuras naturales, y puede ser perjudicial si lo consumimos.

Es recomendable inspeccionar nuestras trufas mágicas siempre bajo buena luz. Si vemos moho, manchas extrañas o colores poco usuales, lo mejor es no correr riesgos.

Olores desagradables

Lo normal es que las trufas mágicas frescas tengan un olor terroso y suave. Si notamos un aroma desagradable o extraño, es muy probable que estén en mal estado. Los olores a moho, humedad, agrio o químicos son señales claras de que han comenzado a descomponerse.

Por eso, siempre recomendamos oler las trufas antes de usarlas. Ante la menor duda, merece la pena ser prudentes y descartarlas.

Cambios en la textura

La textura también nos da pistas importantes. Las trufas deben estar firmes y un poco húmedas, nunca pegajosas o con una capa viscosa. Esta viscosidad suele indicar la presencia de bacterias o hongos y aparece especialmente si se han guardado en condiciones de humedad excesiva o en recipientes sin ventilación.

Una textura demasiado blanda o pastosa, junto con cambios de color u olor, es señal de deterioro. Para evitarlo, lo ideal es guardar las trufas en recipientes transpirables y alejadas de la humedad extra.

Medidas preventivas

Si detectamos las primeras señales de contaminación, podemos rociar ligeramente las trufas con una solución al 3% de peróxido de hidrógeno para frenar el avance de los hongos. Aun así, si el deterioro es notable, es mejor desecharlas para evitar cualquier riesgo.

Conclusión

Almacenar adecuadamente las trufas mágicas es fundamental para mantener su frescura y potencia. Si solo vamos a guardarlas durante poco tiempo, lo más recomendable es elegir un lugar fresco, oscuro y seco. Si pensamos conservarlas por más tiempo, la mejor opción es utilizar el vacío o congelarlas. En cualquier caso, debemos asegurarnos de que no entren en contacto con la luz, el calor o la humedad, ya que esto puede estropearlas rápidamente. Siempre que vayamos a consumirlas, conviene revisarlas para comprobar que no presenten mal olor o signos de moho.

Una buena conservación no solo protege nuestras trufas, también cuida la experiencia tan especial que nos ofrecen. Dedicar unos minutos extra a almacenarlas correctamente nos permitirá disfrutar de sus efectos al máximo cuando llegue el momento.

Si queremos más consejos para consumir con responsabilidad, os animamos a consultar nuestras guías. Sigamos explorando, aprendiendo y viviendo estas experiencias con ilusión.

Preguntas frecuentes

¿Cómo debemos conservar las trufas mágicas frescas?

Para mantener nuestras trufas mágicas frescas, lo mejor es guardarlas en un recipiente hermético dentro del frigorífico, a una temperatura entre 2 y 4 °C. Así conseguimos que se conserven en buen estado durante unas dos semanas. Evitemos la humedad y la luz directa para que su frescura dure más tiempo.

¿Se pueden congelar las trufas mágicas para que aguanten más?

Sí, podemos congelar las trufas mágicas. Solo hay que asegurarnos de que estén bien cerradas en un envase apto para congelador. Así, evitamos que se estropeen por el frío y pueden mantenerse en buen estado y con su potencia intacta durante varios meses.

¿Cuál es el entorno más adecuado para guardar trufas mágicas?

Lo ideal es un lugar fresco, seco y oscuro. La temperatura debe mantenerse entre 2 y 4 °C y es clave evitar el contacto con el aire y la humedad, ya que así impedimos que pierdan calidad.

¿Cómo sabemos si las trufas mágicas se han echado a perder?

Nos daremos cuenta rápidamente porque si están en mal estado empiezan a oler mal, volverse viscosas o incluso tienen moho. Si vemos cualquiera de estos signos, lo más seguro es desecharlas.

¿Qué errores deberíamos evitar al almacenar trufas mágicas?

No debemos exponer las trufas al sol ni a ambientes húmedos, ni guardarlas en recipientes que no cierran bien. Estos fallos pueden provocar que se estropeen o que pierdan su fuerza.

¿El almacenamiento incorrecto afecta la potencia de las trufas mágicas?

Sí, si no las guardamos correctamente, los compuestos activos se degradan y notaremos una gran pérdida de potencia. El almacenamiento adecuado es la clave.

¿Por qué es tan importante conservar bien las trufas mágicas?

Conservar correctamente las trufas mágicas hace que se mantengan frescas y potentes, y nos garantiza una experiencia satisfactoria y segura, sin sorpresas desagradables ni efectos secundarios por deterioro.

 
Publicado en: Fungi, Trufas Mágicas